domingo, octubre 25, 2009

Al otro lado de la linea de la vida.

Epilogo en formato blog de la novela proxima a salir al mercado "Dido, la Reina de Cartago" de Isabel Barcelo Chico, ES ediciones, España.

Lo mas llamativo, es que siente pueder volar como un pajaro, una sensación nueva , que le hace recordar el llanto de un recién nacido cuando llena de aire sus pulmones por primera vez. Vertiginoso solo al principio, luego el vuelo pierde velocidad y tiene la sensación de quedar flotando, leve como una voluta de humo, mirando con asombro el que fuera su cuerpo, a su hermana, los multiples rostros apenas esbozados por un par de trazos a la luz movediza de las antorchas, un resplandor rojizo como una esperada aurora. Dido no siente que acaba de cometer suicidio, que la espada de Eneas que la atraveso le ha hecho menos daño que el amor mal correspondido, o las pretensiones del rey de los Libios de tomarla por esposa bajo amenaza de guerra, y anexar asi su ciudad a su reino y de lo que podia escapar solo de una manera: quitandose de en medio y para eso solo le quedaba una unica puerta de salida, la muerte; que el toque de Iris ha bastado para librarla de sus penas y parece haberle quedado solo dicha. Quisiera poder decirles que esta bien, consolar a su perro que gime de forma desgarradora, mas que muchos lamentos humanos; solo la mirada del gato Sirio, el fiel gato de su hernana, le da a entender que la ve, tal cual es ahora: leve, sutil, traslucida, pero aun asi ella misma.
El vuelo nuevamente acelera y de golpe desaparece su cuerpo, su palacio, su ciudad y una mano incorpórea la guía por un paisaje oscuro, nada que infunda miedo, es algo tan natural como dar un paseo en medio de la noche, hasta que algunos reflejos revelan agua. Alrededor del brillo centelleante del agua , nota traslucidas siluetas de personas, o que alguna vez fueron personas, un ejercito de seres traslucidos, fosforecentes; y Dido comprende que ha llegado a las marismas del Aqueronte.
No se ven tan mal ni tampoco le infunden miedo, por el contrario la gran extensión de agua se ve serena, induce a la tranquilidad , le sigue dando la impresión de un paseo y hasta los insepultos y faltos de obolo caminan como si estuvieran cavilando el verso esquivo de un poema.Un destello de luz horada la oscuridad, una luz avanzando sobre las aguas, y hasta los espectros miran con algo de ansia, quizás con recelo cuando ven acercarse la barca. No es una barca normal , un bichero inmundo, es un barco hecho y derecho en todo su esplendor, una nave de altura de buena madera, iluminada por una gran antorcha sobre la proa, y por muchas mas pequeñas en sus flancos, magníficamente decorada con guirnaldas de ramas a sus costados, algunas flores, la vela ondea al viento resplandece como si fuera de plata, no se ven remeros y su andar es tan sereno que parece llevada en andas por las ondinas y las deidades del agua. Dido nota el ansia en algunos de estos seres, y sin pensarlo se despoja de algunas de sus espectrales joyas con que fuera adornado su cuerpo, incluso el collar de Ilione. La mano que la guía revela un rostro, un rostro raro que bien podría ser un joven o una muchacha y por la expresión nota que no es de su agrado su gesto.
- Solo para los justos…- dice. El gesto de asentimiento es apenas perceptible y la reina arroja por los aires lo que resta de su pasado esplendor, mientras la nave atraca. El collar de perlas se deshace, libera cada una de las perlas y cada una de ellas cae en una mano esperanzada: marineros cuyos barcos naufragaron, caminantes perdidos y recocidos al sol, sus joyas se parten en tantos pedazos como seres necesitan cruzar y no cuentan con los medios para su pasaje. El dios Caronte, el inflexible, desciende y hace una revencia que lo dobla en dos, hasta casi dar de cabeza con el suelo. No es joven, pero tampoco es el viejo siniestro capaz de inspirar horror y espanto que los siglos le adjudicaran a su persona, algo que la reina comprende harán los descendiente de Eneas. Caronte viste con elegancia y simplicidad y se muestra afable, hasta con los que teniendo ahora con que pagar el cruce quieren hacerlo ya.

Paciencia, pide; este es un viaje especial, como también será el de ellos, pues les asegura vendrá con un barco mas grande a llevarlos a todos juntos; tiene voz clara y resonante, amable y cuando la reina le extiende la ultima gema que le queda, la toma en sus manos, la besa y se la devuelve con gesto caballeresco. Haber tenido por un momento esa piedra en sus manos ya es pago suficiente, le asegura. Sorprendida, la reina la toma de nuevo, y acepta la ayuda para subir a bordo. De alguna forma se ha vuelto mas corpórea, menos etérea, lo nota al ver muchas manos traslucidas que saludan su partida en la barca regiamente adornada. Perfumada, adoselada de seda y con el piso cubierto de petalos de rosas, con sus guirnaldas y flores de jazmin, y nardo, la belleza de las peonias, sentada en un trono de oro, que parece palido comparado con sus cabellos, emprende un nuevo viaje nautico . El lugar es oscuro, iluminado aquí y alla por antorchas, pero no inspira miedo, es mas, tiene una cierta belleza sobrecogedora, una magnificencia de entrañas de la tierra, piedra y agua que dan idea de seguridad y cobijo.Dido piensa que dira ante el tribunal que justifique su presencia:

"Puedo soportar casi todo. Puedo soportar perderlo todo, pero no a ti. Puedo y debo soportar perder hasta lo mas bello y sublime, aquellas cosas y valores donde concentramos todas nuestras esperanzas, lo que hace que gire y se mueva el mundo, lo que queremos creer que nos conforta y nos dara fuerzas, lo que deberia ser un balsamo para las heridas, aquello que puede coronarte de maxima dicha o sacrificarte en el ara en su nombre, como el amor.Puedo soportar el perder todo: mi reino original, mi ciudad, mis gentes que deje atras, los amigos que hice en el camino, los que vi partir con mis ojos, los que estuve a su lado hasta el ultimo suspiro.Puedo soportar la soledad lenta e inacabable de las noches insomnes, donde en una noche pueden vivirse y de hecho he vivido varias vidas preguntandome que hubiera ocurrido "si"....Puedo soportar que aun quebrada y dolida, ponerme de pie al otro dia y presentar batalla si tengo los elementos y armas que me permitan proteger a los mios; puedo soportar la soledad, es algo que he aceptado y estoy conforme con ello; puedo aceptar que no tendre hijos pues la primera lleva consigo lo segundo, pero se que he sido madre y he dado vida a muchas cosas en esta vida. Puedo soportar muchas cosas, y puedo soportar perder aun mas: mi fe en los dioses cuando todo se va por la borda, al reves de la mayoria que ve su fe huir cuando las cosas van bien, puedo soportar perder mis ultimas posesiones, todo aquello a lo que he consagrado vida y contribuido a que la tenga. Lo recalco, puedo soportar perder hasta mi vida, que mas da si es un mal menor.... Lo unico que no puedo soportar es perder en vida a los que amo: y en especial a ti Barce, mi nana querida y a ti Mook. Anna" Caronte asiente, como si leyera los pensamientos de la reina, es piloto diestro y en poco tiempo han llegado a destino, atraca en escasas maniobras, y nuevamente la ayuda a descender, despidiéndose de ella con una reverencia que hacen que el plateado cabello barra el suelo.
-Todo un honor- dice a modo de despedida.

Sola en aquella playa, queda atónita al ver la barca desprenderse de sus guirnaldas, sus atavíos de lujo, y de alguna forma transformarse en un barco de un tamaño jamás visto para el cruce de todos los que quedaron esperando. Sonrie, y se queda mirando a tres personas que vienen a darle la bienvenida, mientras se dispone a someterse al veredicto del jurado, esperando encontrarse con los jueces mas celebres por sus piadosas sentencias, cuando en realidad encuentra a tres criaturas aladas, imposible discernir si son muchachas o muchachos, tal es su belleza. Pero son ellos los que se inclinan ante ella y la toman de las manos.
-Bienvenida Su Majestad Dido, reina de Tiro y Cartago. Mi nombre es Phillys.
- Rakhus- se presenta,
- e Inhis.
- Dido, pero eso ya lo saben- puede articular mientras la conducen a una estancia magnifica, una caverna que parece hecha de piedras preciosas, donde los minerales relucen, y el cielo ha sido decorado por una profusion de estalactitas que brillan como diamantes, la luz brilla con opulencia, no puede precisar de donde viene, pero juraría que proviene de arriba.
- Bebe, para rehacerte del viaje- Rakhus le presenta una copa, una copa de oro igual a la que heredara de su padre, el viejo y sabio rey de Tiro, en su interior se agita una bebida aromatica, roja, dulce. La bebida mas perfecta que ha probado, en sabor, textura y efecto reconstituyente.
- ¿Quiénes son ustedes?- pregunta – ¿no debería encontrarme con el tribunal?
- ¿Tribunal? No en tu caso. Y eso depende de quien llega- Phyllis sonríe, tiene una sonrisa ancha como un rio, contagiosa- estamos para recibirte- Dido vuelve a beber como quien no cree- Tambien nuestro aspecto o como nos perciben depende de la persona, de sus acciones en vida , y de su cultura..
- Y de sus acciones- acota Rakhus seriamente.
- Tendrías que ver la cara de los culpables…- dice Phyllis, que también tiene un gesto risueño- O los malvados…. En cuanto a los dioses, antes que preguntes, te dire que con los eones los dioses van y vienen... cambiaran de nombre, forma y figura, pero hay algo inmutable: el bien y el mal. Pero si hay algo que perdura por siempre, es el bien. Nosotros, estamos del lado del bien....- por eso los malnacidos cuando llegan y nos ven hasta llaman a sus madres para que los defiendan.- Dido vuelve a beber tratando de asimilar las explicaciones revidas, su sorpresa ante tal recibimiento y se queda mirando fijamente la copa.
- Tambien tenemos cerveza. Auténticamente asiria- dice Inhis y al punto se da cuenta que ha interrumpido mal.
– No necesitas de ningún tribunal, y mucho menos un rey que se ha negado a derramar sangre, que ha perdonado al asesino, no ha buscado venganza, no ha entablado guerras, y ha luchado por la justicia y el bienestar de los suyos…- y puesta en la disyuntiva, antes de sacrificar a su gente, la única sangre que derramo, fue la suya.
Toman asiento en comodos triclinios de minerales puros y a la vez sumamente confortables, Dido se maravilla de sus colores. Rodocrosita, amatista, jaspe, lapizlazulli, jade le nombran; también en la amplia sala hay varias fuentes de oro puro que contienen distintos manjares, cosas que la reina no ha visto jamás. Rakus toma o hace surgir casi de la nada, una corona de pequeños rubies, rojos como la sangre y ciñe la frente de la reina mientras escucha la explicación de Phyllis, que es una condecoración otorgada a los gobernantes que no han derramado sangre alguna, muy rara por cierto.Dido mira sus manos, que parecen de carne real, su cabello suelto, su ropa de una tela tan fina como jamás ha visto y por un instante duda si no estará siendo victima de una broma en lo mas profundo del Tartaro. Entonces sobre una de las mesas, aparece de la nada, un banquete completo, una colección de platos, sus platos predilectos preparados por su cocinera Sofonisba.
-Una ofrenda para ti. Distiendete y come- dice Rakhus, aunque Inhis ya ha tomado una porción.
– Como veras, Reina Dido, lo que cuenta aquí, mas alla de rangos y riqueza son las acciones y los sentimientos, y lo que tu cocinera ha preparado y ofrendado con amor, de verdad, te ha llegado. Todo lo noble, llega.
-Y los buenos sentimientos de los tuyos, han llegado hasta aquí- a pesar de tener la boca llena, comprende a Inhis a la perfeccion.
- Los buenos sentimientos y acciones- aclara Phyllis antes de llenarse la boca- siempre llegan a destino. Lo que te han ofrendado con amor, es tuyo, aun aquí.
-Es extraño- articula apenas- me sentía destrozada y ahora podría yo sola contra todo el ejercito de Yarbas, y con todos los ejércitos del mundo, como si de un soplido pudiera dispersarlos .
-Aquí, el amor y muchas cosas mas, no es como lo conoces. Envuelve y mueve todo, pero no daña ni lastima. Puedes amar a todos, y todos te amaran, jamás echaras algo o alguien en falta.
El banquete de la jefa de cocina del palacio es comido con fruición, disfrutando mas alla de los sabores, el afecto con que estaba condimentado, mientras los tres seres respondían a sus preguntas, al final entrados ya en confianza van dejando de la ambrosia reemplazada por cerveza –autenticamente asiria- recalco Inhis, la velada se ha transformado en una reunión de amigos y una vez que el animo ha sido mas que repuesto, le toca a Rakhus dar una noticia, al preguntar la reina si vera a Siqueo.
-Siqueo, un caso raro, un buen hombre por cierto, capaz de dar la vida por quien amaba… Pero tenia una parte oscura, algo que ya comprendiste al alejarte de ello…
- No es correcto el sacrificio humano- salta Rakhus.
- No es necesario- corrige Inhis- el es una buena persona, pero debe aprender, comprender, aceptar esto, y pagar por estos hechos. Una vez que haya completado el ciclo, lo veras.
- Todo depende de acciones, sentimientos y…- atina a decir Dido- ¿su percepción?Los tres asienten, y la reina vuelve a preguntar por las demás personas que dejo atrás, al otro lado de la tenue línea que separa de la vida.
-Tranquila, ya los veras. Solo un poco mas , lo que para ellos es decenas de años, aquí es un pestañeo- Inhis la tranquiliza y agrega, mientras Rakhus con un gesto deja a la reina vestida como para recibir a todos los reyes del Mediterraneo, una tela suave, sutil, brillante, calida, tan liviana, color purpura bordada en hilos de oro- seda. Originaria de China- Inhis pasa una de sus manos sobre la roca y abre una ventana en esta y a los ojos de la reina aparace una visión de ensueño, mientras le cuenta:
- Ni imaginas todo lo que hay para ver: sedas de todos los colores – y siente que puede pasear por un mercado donde se ven todas clases de telas, fuertes, suaves, etéreas, brillantes, bordadas, cremosas- luces que vuelan por los cielos en la noche creando figuras fantásticas- y los ojos de Dido palidecen contra las luces que se elevan contra el terciopelo negro de la noche, estallan con ruido y miles de formas de colores bordando el cielo asombrando hasta a la blanca faz de la luna-, piedras verdes opacas y la vez preciosas- y la reina acaricia una vasija de Jade- maderas lustradas como metal, artefactos que sujetos de un hilo vuelan con el viento – la reina parece una niña viendo las cometas volando sobre una muralla que parece una serpiente gigante recostada sobre las montañas- o mira estas naves- y debe contener una exclamación ante la vista de naves de altura, que surcan lejanos mares abiertos impulsadas por varias velas. De haber contado con ellas….
- Eso no es nada- dice Phyllis y con un gesto similar abre otra ventana en la roca y le muestra a personas de tez mas oscura, magníficamente emplumados al punto de parecerles semidioses- mira que nivel de construcción- y la reina siente un mareo ante la vista de pirámides en cantidades y tamaños que dejan a Egipto por los suelos, de una magnificencia y decoración que nunca hubiera imaginado- esto también es un logro – y los complicados sistemas de sembradío y regadío en terrazas y canales- pero a ti te gusta mas el arte- y le muestra las magnificas esculturas, las joyas de alfarería que no parecen de simple terracota.
- O esto- dice Rakhus- la primera civilización del continente al otro lado del Oceano. Mira bien…- y ante el valle que surge en el curso de un rio, ve la ciudad sin ninguna muralla- Asi es. No son guerreros ni les interesa la guerra, comerciantes como Uds.
- La conocerán como Caral- dice Inhis mientras Phyllis cierra las vistas de civilizaciones maravillosas, mientras responden a sus preguntas entre mas tragos de cerveza. Dido no puede dejar de pensar que maravillas podrían surgir de la reunión de estos pueblos, ah, si hubiera podido vivir unos años mas, navegar mas lejos, servir de puente de unión…
-Aun falta para ello- dice Phyllis, y ya sabes que en la vida las cosas son mas complicadas que en los sueños; ambiciones, traiciones, arrebatos y hasta amores conspiran.
-Ademas, Reina Dido aun hay algo que debes superar- dice Rakhus en tono solemne que la obliga a aclarar rápidamente- Nada importante, pero es algo que debe cerrarse para siempre.-Algo…?- dice como si escuchara una broma de mal gusto.
-¿ Es por las muchachas raptadas verdad?
-Esperabas un jurado y un juicio, en lugar de esto, solo tendras una pequeña prueba- le asegura Phylis- es solo un instante. Aquí también el tiempo es distinto, de modo que será algo tan breve… te lo prometemos.- y me consta que la superaras con suma facilidad.
- Deberemos ir a un lugar del cual ya has oído, y como te agradan los perros veras uno muy especial- dice poniéndose de pie, mientras repliegan sus alas fundiéndolas con las ropa.-Ahora- dice Rakhus – la ayudan a levantarse -hummm- carrapea Rakhus- es hora- insiste.
Se ponen en marcha y dentro de la misma caverna, iluminada difusamente, de pronto se hallan frente a una multitud. Hay gentes de todos los pueblos, de todos colores, de tez blanca y tez que parece de cobre, emplumados, negros como el ebano, gentes de tez palida y transparente y cabellos rubios casi blancos, ojos como el cielo en primavera tocados con curiosos cascos con cuernos, otros de ojos rasgados, con raros tocados repletos de adornos, guerreros cuyas armaduras solamente inspirarían miedo. Millares de personas que se apartan con respeto, Dido queda atonica ante aquella variedad de personas como nos sospechaba que hubieran en el mundo cuando al fondo del recinto lo ve.

No puede evitar reírse, Cerbero es un perro casi pequeño. simpatico, jugueton, no es su culpa si nació con tres cabezas distintas y un pelaje denso, apelmazado que termina en puntas duras. Le mueve la cola como lo hacia Mook y la reina lo halla tan simpatico, olvida que custodia de la entrada a los Infiernos, y que ella es una suicida.
-Entraremos solo un minuto- dicen y a su paso, Cerbero se acuesta y se pone patas arriba para que Inhis le rasque la panza, Dido la observa y hasta se anima ella también a rascarlo, Phyllis le sonrie al Can, pero Rakhus pasa a una distancia mas que prudente. Las tres cabezas del can tienen los ojos cerrados de satisfacción y por una de ellas deja escapar la lengua colgando.
- La hora- recalca Rakhus- que ya deben estar llegando también los procedentes de… hasta que el gesto de Phyllis hace que calle. Caminan lentamente, las piedras preciosas han desaparecido y solo queda una cueva de duro balasto, no exento de rustica belleza, observando aquella variedad de personas, absorta, llena de curiosidad, en algún momento los tres seres desaparecen, cuando de pronto se halla frente a frente con Eneas. Por un instante se miran, como reconociéndose en lo que fueron, o conociéndose nuevamente, y no ha terminado del todo cuando el empieza a hablar:
-Dido… Sabia que volveria a verte! Ahora tal vez me entiendas. Fue una orden de los dioses, no tenia opción, debía cumplir con lo que se me había encomendado. Debes comprenderme, ahora…
La reina gira, da media vuelta como quien descubre que se ha equivocado en el camino, o que entro a la habitación equivocada, sin decir palabra, y al punto queda absorta mirando en una armadura de madera lustrada que recubre a un guerrero de grandes mostachos y casco también adornado con cuernos. Eneas queda hablando solo, y cuando termina su disculpa se encuentra no frente a la reina, sino frenta a Creusa su primera esposa,que levanta sus manos engrilladas, de un solo golpe corta las cadenas y exibe impúdicamente las heridas inflingidas, las violaciones, el abandono, la esclavitud y sus nuevas disculpas se estrellan contra la mirada vacia de su esposa, tan vacia como la mirada de las estatuas o la mirada de la diosa del destino.
-Bien hecho! – grita Inhis reapareciendo de la nada- ¿mas cerveza?
-Ya paso, ya esta, calmate- Dido ve que Phillys lleva recostada a Creusa mientras va curando sus heridas- ya no pueden hacerte mas daño.
- No vendrá con nosotros?- solloza la princesa que no parece tal despues del trato recibido.
- No aun, esta aquí por otros asuntos y le será mas difícil salir.- estará mal escuchar conversaciones ajenas, piensa Dido y se vuelve a mirar nuevamente al can, puede ver como los demás perciben a Cerbero y sonríe… si, a Eneas le va a costar mucho trabajo salir, deduce; aunque para ellos el Can gime, por una cabeza saca la lengua y la tercera asiente con seriedad, mientras traspasan la salida sin tropiezo alguno, Dido acaricia la cabeza pensativa y recibe a cambio un amistoso lengüetazo de la otra. Empieza a entender lo que ha escuchado acerca de ‘depende quien llega’ y de su percepción de las cosas, cuando la piedra parece abrirse y deja ver un amplio mar.

Alli esta atracado el navio mas magnifico que han visto, no tiene un mástil sino varios e incontables velas y una arboladura tan compleja, llena de sogas blancas y brillantes que marea los sentidos, un casco de madera lustrosa con ventanas redondas, y en el frente algo que luce algo como una espada de madera larga como para hendir el infinito, sostenida por una bella figura, con capacidad para cientos. Algunos seres alados planean entre las velas, y ya hay pasajeros a bordo, con la misma variedad que ha visto en los infiernos, y hasta animales: canes, gatos, fieles mascotas, caballos, mulos y animales de granjas, aves.

-¿Queee? ¿Qué es esto? ¿Un clipper de la ruta del te?- exclama Rakhus exaltada – ¡¡¡Faltan siglos para esto!!!!- protesta.
- ¿Donde íbamos a poner tanta gente? No hay barco de la época suficientemente grande, ni en la mayor trirreme de la época caben todos- se escucha a Phyllis
- Y yo matándome en conseguir cerveza asiria… y todas las antiguallas de la epoca- rie Inhis- y… ¡ahora tenemos un clipper!!
- Esto va contra las normas- protesta Rakhus – no podemos…
- Por si no lo has notado, hasta el clipper esta agigantado varias veces su tamaño normal, ¿donde íbamos a poner a dos ciudades? -Rakhus deja a Creusa al cuidado de otra criatura alada que al instante la viste a la ultima moda troyana para escuchar la explicacion de Phyllis- ¡no entraban siquiera en una fragata! ¿O acaso los íbamos a poner a remar en tu famosa trirreme?
- No pueden ser tantos, Tiro es solo una isla....¿o es que ya han unido al continente? Tendre que presentar una protesta, yo cumpli con mi trabajo estrictamente, no…
- Aun no la han unido a tierra, aun falta para que venga ese macedonio con tan poca paciencia - dice Inhis riendose- Mejor tomate una cerveza.. ¡pero de la época del clipper!
- Yo tomaria un ron- dice Phyllis- les gustara el ron.
La reina ajena al dialogo, reconoce a bordo con alegría a Barce, que se ve como una mujer madura pero no anciana, a Mook, a Filon, al poeta Trailo hablando de la versificación con Teano, Crisea, Diana, Imilce que es una jovencita hermosa, a todos los suyos sin los cuales la vida le seria insoportable. A los que quedaron en Tiro porque no había naves suficientes, y hasta su padre. Por un momento se siente mas viva que nunca, quiere correr, brincar de alegría, pero se controla y todos pueden ver subir alegre y dignamente a bordo a la reina arrastrando la larga cola del traje purpura, coronada de rubies sobre sus cabellos sueltos; también Creusa lo hace con cierta dignidad, a pesar de ir recostada en una criatura alada. La reina se funde en un abrazo con todos los suyos, y ante la mirada atónita de los guerreros, de Eneas, de Pigmalion, de los condenados a los Infiernos, la magnifica nave recoge el ancla de corales y piedras marinas, zarpa lentamente hasta que el viento infla las velas y parece jugar con el oleaje como un canto del cisne sobre la espuma, magnifica. Caronte luce un vistoso traje de uniforme y sombrero emplumado, orgulloso de su papel de Capitan, todo un señor y Dios de los mares de altura, mientras la pared de piedra vuelve a cerrarse y aun asi, a pesar de los ladridos de un perro furioso con tres cabezas, víboras por pelaje y una serpiente terrorifica en lugar de cola, a pesar del hermetismo o a causa de ello, escuchan la fanfarria triunfal con que serán recibidos los viajeros.
- ¿Vamos a los Campos Eliseos?- pregunta la reina- ¿la pradera de flores? ¿Una vida eterna de placeres? ¿Vendra también Anna?
- ¿Pradera? Si, las hay y para todos los gustos.- dice Inhis contenta con el viento en los rizos.
- De Anna ya te contara Trailo- dice Rakhus que parece habérsele pasado el enojo por la nave- Hay tantas cosas mas para ver y hacer, Su Majestad y tantas mas iran llegando que la eternidad te va a parecer poco tiempo.
-Ahora lo conoces como Campos Elíseos- dice Phyllis- pero durante la mucho tiempo, nosotros seremos llamados angeles, y ese lugar será conocido como Paraiso.

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