domingo, octubre 25, 2009

Que o quien habia en la casa de Dante Allighieri 666.

Basado en un serie de fotografias del fotografo Luis Vence.

Que sola me siento. Que cansada. Que vieja. Pero por sobre todo, que sola. Se que yo no fui una opcion para el, ni el una opcion para mi. Nos empujaron como dos vacas al matadero, pero de tantos dias juntos, de tanto vivir se suponia que algo al menos, de afecto deberia haber. Si uno se encariña hasta con las mascotas!!!


No importa que pase con un perro o con un gato, me siento sola y no hay tu tia. Si mal rayo me parte hoy, ni el mismisimo Diablo me extrañaria o derramaria una lagrima por mi. Raro seria que el Diablo llorara. Pero mas raro seria que llorara el, mi marido.


El comisario Godoy miro la nota, su mujer, porque era de esos hombres que jamas diria su esposa, era maestra y a veces –otra cosa que jamas reconoceria- es que la ayudaba con las correcciones de los dos turnos que ella tenia a su cargo. Los de septimo grado escribian unas redacciones de terror, algunos pocos escribian algo decente; para ser una ama de casa, una almacenera sola y despeciada, hasta tenia cierto estilo. La pequeña libreta ‘Norte’ estaba llena de anotaciones a la soledad, al vacio, ni siquiera tenia un diario de una mujer desesperada, mas sola que la llama del logotipo de la marca que se veia en la portada. La misma mujer que viera muerta en la casa de Dante Alighieri 666. El nro. Del demonio.

En su epoca, alla por el principio del siglo XX era una casa para un potentado, de un neorromántico italiano, de techos altos, ventanas rectangulares, largas, puerta señorial y una azotea coronada por una balaustrada que tenia ecos de parques y lagos con cisnes. Los avatares de la vida y del pais, de las revoluciones y contrarrevoluciones que cambiaban lo favorable para unos y para otros, hicieron que el dueño se fuera cada vez empobreciendo mas, o al menos teniendo menos, hasta que la vendio a una asociacion que termino pintando sus titulos justo debajo de la elegante balaustrada alejando toda posibilidad de tomar el fresco de las noches de verano. Sus hijas por suerte se habian casado, y creia que se habian casado bien, una con un militar, una suerte dado el lugar del orbe, otra con un marino que era mas o menos lo mismo. Le quedaba el hijo por colocar, si es que ese mequetrefe encontraba un lugar en el mundo. Pero Domenicco o Domingo no tenia lugar en este ni en otro mundo: habia intentado con los uniformados y lo habian echado por poco a palos: tenia poca cabeza para los estudios, apenas si termino el secundario, para la universidad no le dio, lo bocharon tres veces del curso de ingreso y el viejo dijo basta. Un avatar de la fortuna, de las revoluciones y contrarevoluciones que ahora favorecian a los que menos tenian, le permitio recuperar la antigua casa, deteriorada por su uso comunitario, los pisos violentados por centenares de pasos, de objetos y muebles corridos de lugar, la vida domestica pisoteada por el trajin de lo burocratico, comercial. Y el hijo sin sentar cabeza. Un oficio, que aprendiera algo,que un vago asi que era una deshonra, para ellos que habian venido a hacer la America, o a que America les diera del comer después del hambre de tanta guerra en la peninsula; y encontrarse que America hasta les dio algo de fortuna, no iba a quedar su familia en un inutil, como le gritaba constantemente a la cara. Domenico bajaba la cara, no se ruborizaba ni demostraba nada. No contaba donde desaparecia horas, que hacia, no hablaba.
El padre se desesperaba, debia encaminarlo en la vida, o sea casarlo. Pero quien iba a fijarse en ese tarambana, bueno para nada. Todas las chicas del barrio ya tenian su vida encaminada, y encima el muy zopenco salia, se perdia, no era una salida rapida como quien toma algo con los amigos, que tampoco tenia.

La unica que quedaba era la Nelly. Habia llegado de Italia con su madre siendo una niña, no hablaba con acento italiano, y si estaba a esa altura de la vida sin un pretendiente es porque no era una belleza. Un bodoque, le decian. Bajita, redonda, el pelo rizado que le agregaba volumen a su cabeza y de un tono que solo las locas de esa epoca lucirian, pero bueno, pobrecita una mas para cargar si le habia tocado ese pelo color oxido, que no podia hacer juego con los ojos verdosos escondidos detrás de antejos gruesos como fondos de sifon. Con su madre atendian un almacen, un sucucho de mala muerte o de mala vida, pero alla fue el italiano a a hablar con la madre y entre un te decidieron el futuro de los hijos. Ninguno pudo poner objeciones, los padres habian decidido por ellos; pero mas por ella: que podia esperar ella, una pelirroja ensortijada, redonda, petisa y de 29 temibles años, candidata a vestir santos, y que podia pretender un bueno para nada que ni siquiera sabia que hacer en la vida.
Nelly ni siquiera tuvo el sueño de toda mujer de la epoca, el traje de novia, pues dadas las circunstancias, fue un casorio de lo mas sencillo, el civil, de riguroso trajecito oscuro que le daba aspecto de circo tragico; y la iglesia, de mañana, en la sacristía y de trajecito beige. Los trajes de novia, largos, con metros y metros de tul no eran para mujeres como ella ni para casamientos como este. Ni siquiera para disimular una situacion embarazoza como la de Domingo y su madre....

A los pocos años del casorio, la madre de Nelly viendo el destino de su hija asegurado, murio. Y fue asi que el dueño de casa, ante la vista que su hijo no aprendia ni a reparar radios, ni las TV que se popularizaban, ni nada, tuvo que acceder a que la Nelly -ese bodoque- trasladara su boliche hasta su casa, y encima una marca de gaseosas le estampara como una escarapela,  un sello la marca en forma de tapa corona gigante. Un precio muy caro para el sustento que entraba via su nuera. Jamas penso en que sentiria ella, el dia que su hijo llego con un niño de unos 5 años de la mano, y lo presento como su hijo, su nieto, el fruto con una de esas mujeres con las que uno no se casa, y que a simple vista era era la copia del inútil.

-Este es mi hijo. Su madre ha muerto y vos vas a cuidarlo como si fuera tuyo- fue todo lo que dijo. Entre el tono de voz cortante como el cuchillo para quesos, y la mirada fiera de su suegro y a la vez feliz de ver un nieto, no le quedo opcion. ¡Un nieto! algo que esa otra inutil no le habia dado, sin saber que entre sabanas la vida era de lo mas monotono y la cama se usaba solo para dormir.

Nadie pregunto que sentia ella, que no habia tenido ni tendria hijos, que el marido no la queria,  su suegro no la queria, y  el niño a pesar de ser mas lento de entendederas que su padre, medroso, siempre temeroso, no la queria ni se dejaba querer. El suegro muerto y enterrado sin una lagrima por el hijo, y ella llorando no por un alma mezquina, sino por ella misma....
Las libretas aparecian mezcladas con la de los fiados del almacen, llenas de mas soledades rumiadas sin otro auxilio que sus paginas ralladas y el lapiz de carbon. Horas de soledades despachando harina, fideos, azucar, corrigiendo o haciendo la tarea del niño estupido que nadie queria reconocer que lo era, sin tener a cambio nada para su alma.
Lleno casi 12 años de libretas, mientras veia entrar y salir al marido, su apatia por una casa que cada dia decaia mas.



Oh my friend pain,

my friend ache,

in you I cant trust,

in your wings I may fall down.

Oh, my pain,

you are really my friend,

You are my home,

my dream

my destiny.

In you I can trust,

let me fall down in your wings.



- Que estan haciendo?- pregunto Domingo.

La respuesta era obvia, en un sillon de tapizado en un tejido damasquinado naranja con relieves en bordo, se hallaba sentada Nelly y a su lado un hombre mas joven, tomando unos mates bajo la luz amarillenta de una lampara de pie con pantalla color naranja claro.

-¿Qué estan haciendo?- lo malo fue la respuesta.
- Nada- dijo ella y casi era verdad, porque salvo el tomar el mate y hablar no hacian otra cosa, pero esa palabra, en el cerebro estallo como síntoma inequivoco de infidelidad. Volvio sobre sus pasos y se encamino a la parte del almacen, cerrado al publico por ser domingo, pero que por dentro era fácilmente accesible, tomo la cuchilla Arbolito, miro el dibujo del arbol y penso que estupido, ponerle un nombre tan simple -o para el tan estupido- como ese a un arma formidable. Con nombre tonto o no, regreso a la sala y sin preguntar, descargo una puñalada feroz contra Nelly. El hombre se interpuso, y fue alli que noto que el cuello blanco no era una polera , sino un moderno cuello de clergyman o cura, pero ello no le impidio que el cuchillo caliente y rojo por la sangre tambien le diera. Nelly estaba herida, queria hablar y no podia, el cura se desplomaba a morir. La sangre se escurria por el mango e iba nuevamente contra la mujer cuando una voz joven, torpe chillo:

- ¡Nooooo! ¡Como a mama no!!!!!

Lo ultimo que vio Nelly mientras la vida se le iba a borbotones, era al muchachito peleando contra su padre, el tajo en el brazo juvenil, y el entendimiento que no era que no la queria a ella, o la temiera, sino que temia al padre porque lo habia visto matar a su madre.

- Noooo. Mama no. Mama, Nelly no- escucho antes que la vision de aquella sala amplia, antigua y mal iluminada se convirtiera en oscuridad.

El muchacho herido fue llevado a un hospital, en vista de las heridas recibidas en la la lucha feroz, de circo romano que habia sostenido contra el padre, con el que habia peleado como una anaconda, enredandose en sus piernas, en sus brazos, resbalandose en la sangre del cura degollado, de la mujer que lo habia criado, frenetico, deseoso de vengar otra sangre de cuando era un niño, deseoso de matar, de ver la sangre de ese criminal escurriendose como oxido sobre las viejas losas del piso, le dieron una fuerza sobrehumana para quitarle el cuchillo escurridizo, resbaladizo y clavarselo en las tripas como cuando Nelly le enseñaba la estocada en el centro del reggianito, y rebanar, como si fuera la dura y esquiva primera porcion.. Estaba tan magullado, moreteado, y cortado que nadie dudo de la defensa propia, ni siquiera el propio comisario Godoy cuando le tomo la indagatoria, como cuando se gano fama de buen investigador porque el pobre le conto lo que recordaba: como Domingo habia matado a su madre, una prostituta de poca monta y clientela, clientela de fijo, todo el mundo sabia de sus amores de alquiler, pero que el que decia su padre al encontrarse con otro cliente, la proxima vez se llego armado y de dos tajos le arrebato la vida. Tampoco se pregunto de donde es que habian salido esas pocas lineas garrapateadas en ingles, y como es que una almacenera, una simple bolichera podia haberlas escrito, y menos aun se le ocurria, entendido. Nadie sabia que en su juventud Nelly habia concurrido ademas de la obligatoria academia de corte y confeccion de las chicas buenas de su epoca, a tomar un curso basico de ingles y otro de dactilografia -dado que su madre dudaba que consiguiera un marido y queria algo mejor para ella que el almacen- pero su fisico poco agraciado, su escasa estatura y sus lentes telescopicos la habian descartado del deseado empleo de secretaria o de simple mecanografa. Aquellas palabras eran un mantra que habia repetido durante años.

Nunca supo si el muchacho lloro a Nelly, pensaba mientras se acomodaba en un nuevo despacho ganado gracias a la luz de sus descubrimientos, de sus pesquizas, del misterio de una cruz clavada a la vera del vias del ferrocarril donde según lo que se suponia un mito urbano, habian enterrado descuartizada a una prostituta.
Quien sabe, tal vez ambas hayan llorado juntas su muerte en el otro mundo, la señora almacenera no querida y la prostituta de clientela fija que le dejo el hijo para su cuidado.

En cuando al muchacho, resulto que el padre tenia sus ahorros escondidos desde la epoca su abuelo, su madre tambien habia ahorrado algo; y por su estado mental logro una pension. A pesar de todo el aura de espanto que rodeo a la casa por los hechos,por el nombre de la calle y numero que la asociaron con almas y espiritus en pena. Siguió viviendo alli, de lo que tenia, le deparaba la suerte, languideciendo como la casa señorial, desportillandose su boca de dientes como las paredes de revoque. Ni siquiera se tomo el trabajo de hacer quitar la marquilla de la tapita, hasta que por fin el destino o la vida le pasaron la factura: declarado incapaz fue internado en un nosocomio que era la autentica antesala del Infierno. Sin herederos, la casa quedo mal tapiada, librada a una sucesion infinita a favor del estado, librada a los elementos, habitada por hondos silencios, sombras errantes que remedan a los que alli vivieron, los que recibieron socorros mutuos, la casa donde en honor a su mejor autor y numero, un dia el Diablo se presento a cobrar su tributo, y dicendo ‘algo es algo’ se llevo al cura al hombro.


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